Oviedo, 28 de noviembre. En una rueda de prensa celebrada este jueves, representantes del sindicato CCOO han lanzado una contundente advertencia sobre el alarmante ajuste de plantilla que está llevando a cabo la empresa pública Correos. Según la organización, la situación actual es insostenible y no descartan la posibilidad de iniciar movilizaciones si la inacción del Gobierno y la dirección de la empresa persiste.

Victoria Zabaleta, secretaria de CCOO Correos en Asturias, ha expuesto la dramática reducción de personal que ha sufrido la compañía en tan solo cuatro años, pasando de contar con alrededor de 1.100 empleados a los actuales 850. Este recorte significativo no solo afecta la capacidad operativa de la empresa, sino que ha generado una creciente preocupación entre los trabajadores.

Zabaleta ha subrayado la crítica situación de "alarmante precarización" laboral que están viviendo los empleados, lo que ha derivado en un aumento de riesgos psicosociales y una sobrecarga de trabajo insoportable. Un ejemplo claro de esta problemática es el caso de La Caridad, en El Franco, donde la plantilla ha pasado de cinco carteros a solo dos, lo que evidencia el golpe que ha recibido el servicio postal en la zona.

La situación se vuelve aún más crítica durante periodos de alta demanda como las campañas del 'Black Friday' o las festividades navideñas. Los trabajadores han denunciado la falta de refuerzos en estos momentos clave, así como la restricción en el disfrute de sus días de descanso. Esta presión constante ha generado un clima de "frustración y desmotivación" que afecta no solo a los empleados, sino también a la calidad del servicio que se ofrece a la ciudadanía.

La secretaria del sindicato ha aclarado que en Asturias, los recortes no solo impactan en el servicio de reparto a domicilio, sino que también se sienten en los pabellones postales, que se ocupan de la clasificación, y en las oficinas de atención al cliente. Esta disminución de personal repercute directamente en la capacidad para atender las necesidades de los ciudadanos, quienes temen no recibir a tiempo correspondencia y comunicaciones vitales.

En un contexto ya complicado, los trabajadores se ven forzados a vender a los usuarios productos que no son parte de su función principal, como seguros y el famoso cupón de la ONCE. Esta obligación añadida no solo desafía el propósito del servicio postal, sino que también pone en riesgo la integridad y profesionalismo de quienes se dedican a esta labor esencial para la sociedad.