El exlíder del partido Foro Asturias, Francisco Álvarez-Cascos, se ha manifestado como víctima de un profundo “linchamiento civil y político” en el contexto de su reciente participación en un acto oficial.
Este evento tuvo lugar en la sede de la Presidencia del Principado de Asturias y estuvo centrado en el descubrimiento de su retrato oficial. Álvarez-Cascos ocupó el cargo de presidente de Asturias entre 2011 y 2012 y el acto también contó con la presencia de numerosos familiares y amigos, además de figuras destacadas como el actual presidente, el socialista Adrián Barbón, el expresidente Juan Luis Rodríguez Vigil y el artista que realizó la obra, José Pantaleón.
El presidente Barbón fue el primero en dirigirse a los asistentes. Durante su discurso, enfatizó que los retratos de los diferentes presidentes autonómicos están dispuestos en una ubicación que los convierte en una “mirada obligatoria” para todos aquellos que ingresan a la sala del Consejo de Gobierno, destacando su relevancia como recordatorios de la historia y del tiempo vivido en la política regional.
El retrato de Álvarez-Cascos ocupa un lugar intermedio entre los de otros dos ex presidentes, Vicente Álvarez-Areces y Javier Fernández. Barbón anunció que en el próximo año se presentará la imagen de Areces, que reemplazará la fotografía actual, sumando su legado a la galería. Este gesto resalta la importancia de reconocer la trayectoria política de quienes han servido al Principado.
A la hora de cerrar el acto, Álvarez-Cascos no pudo contener la emoción al reflexionar sobre el tiempo que ha dedicado a la política, especialmente al mencionar la falta de momentos compartidos con sus hijos. Agradeció a Barbón por la oportunidad de concluir el evento y por revivir la tradición de la galería de retratos, recordando una anécdota de su propio mandato cuando, al ser nombrado ministro de la Presidencia por José María Aznar en 1996, notó que no existía tal galería en su ministerio, lo que lo llevó a establecerla en el año 2000.
Durante su intervención, Álvarez-Cascos abordó la cuestión de los valores institucionales, explicando que compartirlos no debe significar silenciar las discrepancias. Señaló que este respeto debe extenderse a todos los servidores públicos, independientemente de su ideología, defendiendo así la esencia fundamental del pluralismo democrático y la convivencia cívica.
Sin embargo, no todo fue celebración. Álvarez-Cascos sigue enfrentando un juicio por un caso de apropiación indebida, en el que está acusado por el mismo partido del que fue expulsado. En referencia a esta situación, expresó que lleva 40 años al servicio público y que, desgraciadamente, su camino se ha visto “truncado” desde 2019 debido a lo que considera un ataque basado en “insidias” y “bajezas políticas”.
En un mensaje apelando a la justicia, Álvarez-Cascos manifestó su esperanza de que el sistema judicial asturiano aclare esta situación durante su vida, aunque, como hombre de fe, también confía en que la justicia divina se encargue de ello en un futuro, bajo el amparo de su creencia en la Santina.
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