En un preocupante informe emitido el 30 de noviembre, la Consejería de Salud de Asturias ha hecho un llamado urgente a la acción: recomienda la realización de pruebas rápidas para la detección del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Esta iniciativa busca reducir los diagnósticos tardíos, los cuales representaron el 65% de los 51 nuevos casos que se registraron en la región el año pasado. La tasa actual se eleva a 5,07 por cada 100.000 habitantes, lo que subraya la necesidad de estrategias más efectivas de prevención y detección.
Los datos revelan que en 2023, seis de cada diez infecciones por VIH fueron identificadas de forma tardía. Este fenómeno se observa particularmente entre hombres de mediana o avanzada edad que han mantenido relaciones sexuales sin protección con otros hombres. La abrumadora mayoría de los nuevos diagnósticos, un 84,3%, se concentra en las áreas sanitarias IV y V, que tienen sus epicentros en Oviedo y Gijón, respectivamente, lo que demanda una atención focalizada en estas localidades.
La detección temprana del VIH es un elemento crucial, ya que no solo mejora la tasa de supervivencia y la calidad de vida de quienes viven con la enfermedad, sino que también juega un papel vital en la disminución de la transmisión. Aproximadamente el 84,3% de las nuevas infecciones en 2023 se producen a través de relaciones sexuales, manteniendo esa vía como la más predominante en la propagación del virus.
Entre las formas de contagio, las relaciones sexuales entre hombres que se identifican como homosexuales o bisexuales constituyen el mayor porcentaje, alcanzando un 53% de los nuevos casos. En segundo lugar, se encuentran las infecciones a través de relaciones heterosexuales, con un 31%, y por último, quienes se inyectan drogas, que representan el 4% de los casos registrados.
A pesar de que la mayoría de los diagnósticos en hombres ocurre después de los 30 años, el grupo de edad con la tasa más elevada de nuevos casos es el de 25 a 29 años, que representa el 20%. Este dato es preocupante, ya que en Asturias esta cifra se adelanta en cinco años con respecto a la media nacional, lo que señala la urgencia de una mejor educación y prevención en esa franja etaria.
Si analizamos las cifras por género, se observa que el 84% de las nuevas infecciones corresponde a hombres, mientras que el 15% afecta a mujeres. La mediana de edad para el diagnóstico del VIH es de 41 años, con los hombres diagnosticados a una edad más temprana (39 años) en comparación con las mujeres (46 años).
En términos de procedencia, el 52,9% de las personas diagnosticadas con VIH son nativas de España, seguidas por un 35,3% que provienen de Latinoamérica, destacando la diversidad en la población afectada y la necesidad de abordar el estigma y promover la inclusión en los programas de salud.
Es notable que en 2023 no se registraron casos de sida en el sistema de salud autonómico. Este avance es atribuible a la introducción de tratamientos antirretrovirales efectivos, que han llevado a una disminución significativa en la incidencia de la enfermedad desde su implementación, aunque este descenso ha sido progresivo tras una etapa inicial de reducción brusca.
En relación con los fallecimientos, el año pasado sólo cinco personas perdieron la vida a causa del VIH o el sida en Asturias, resultando en una baja tasa de 0,5 por cada 100.000 habitantes. Este dato resalta los avances en la gestión de la epidemia, pero no debe servir como razón para la complacencia.
La Consejería de Salud reitera la importancia del uso de preservativos como medida de prevención principal contra las enfermedades de transmisión sexual, incluido el sida. Además, se recomiendan pruebas rápidas de detección del VIH para aquellas personas que participan en prácticas sexuales de riesgo, subrayando un compromiso hacia la salud pública y la educación continua en este campo.
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