OVIEDO, 27 Jul.
La joven osezna Alba, un emblema del oso pardo cantábrico, ha dado un paso fundamental en su camino hacia la libertad. Rescatada en abril en la región de Teverga, Asturias, fue trasladada recientemente a un centro de aclimatación situado en el monte de Valsemana, en León. Este movimiento es parte de un esfuerzo colaborativo entre Asturias, Cantabria y Castilla y León para restaurar la población de este emblemático mamífero en su hábitat natural.
Cuando fue localizada en Teverga, Alba tenía apenas 2,1 kilogramos, un peso alarmante para un osezna sola en el mundo. Los agentes del Medio Natural del Principado tomaron la difícil decisión de intervenir al confirmar que el reencuentro con su madre no era seguro. Posteriormente, fue llevada a una clínica veterinaria en Oviedo, donde se determinó que, aunque estaba sana, estaba en riesgo de deshidratación.
Desde su rescate, Alba recibió cuidados en el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de Villaescusa, en Cantabria. Su traslado a Valsemana, realizado el jueves pasado, marca una nueva etapa crucial en su proceso de adaptación. En este espacio, la osezna permanecerá en régimen de semilibertad durante uno o dos meses, lo que le permitirá acostumbrarse a su entorno antes de ser liberada definitivamente.
Las decisiones sobre el cuidado y la monitorización de jóvenes osos como Alba son el resultado de una estrecha colaboración entre las tres comunidades autónomas, un esfuerzo conjunto que subraya la importancia de la conservación del oso pardo cantábrico.
El recinto de Valsemana ha sido concebido desde su adaptación en 2019 para servir como un refugio para osos jóvenes en esta crucial fase de preliberación. Hasta la fecha, seis ejemplares han pasado por estas instalaciones, entre ellos Saba, quien ha logrado reproducirse en libertad, así como Éndriga, Martín, y los más recientes, Cova y Barniedo, rescatados en 2024.
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