
Este domingo, Oviedo se vistió de gala para celebrar un acontecimiento que marca un hito en la historia del deporte local: el regreso del Real Oviedo a la Primera División tras un prolongado periodo de ausencia de 24 años. Una multitud de seguidores se congregó para disfrutar del ascenso de su equipo, desbordando alegría y orgullo al recordar las gestas pasadas del club.
Aun cuando la euforia comenzó la noche anterior tras el triunfo frente al CD Mirandés, la ciudad palpita con el fervor del deporte. Durante el mediodía, las calles se llenaron de camisetas azules, y el número de aficionados fue creciendo con cada hora que pasaba, creando un ambiente de celebración que se vivía en cada rincón.
El equipo, junto a su cuerpo técnico y los seres queridos de los jugadores, subió a dos autobuses que recorrieron el corazón de Oviedo. Desde el estadio Carlos Tartiere, la caravana de la alegría fue acompañada por aficionados entusiastas que mostraron su apoyo desde el primer instante.
El trayecto pasó por icónicas avenidas y plazas, convirtiendo cada parada en una oportunidad para celebrar. Una de las primeras paradas fue el Ayuntamiento, donde el balcón municipal sirvió como un escenario para que la celebración resuene en una plaza desbordada de hinchas.
Más tarde, el equipo se trasladó a un gran escenario en la calle Uría, donde ya esperaban miles de ovetenses deseosos de unirse a la festividad. En ese ambiente cargado de emoción, Santi Cazorla, el capitán del equipo y figura fundamental esta temporada, tomó la palabra para reconocer el apoyo incondicional de los aficionados.
Con una voz entrecortada por la emoción, Cazorla expresó su profunda gratitud. "Sentíamos que teníamos una deuda con ustedes, porque el cariño que nos dieron es algo que no se puede devolver", afirmó, subrayando la conexión especial entre el equipo y su afición.
El veterano futbolista, que a sus 40 años ha sido un faro de liderazgo, enfatizó que el éxito del club se basa en un esfuerzo colectivo. "El objetivo no son los nombres individuales, sino que esta ciudad regrese al lugar que merece en la Liga Española", destacó, dejando claro que su ambición va más allá de haber logrado el ascenso.
Durante su discurso, resaltó el ambiente de unidad y colaboración que caracteriza al equipo. "La familia que hemos construido aquí, desde los utilleros hasta los médicos, es insuperable", comentó, reflejando el espíritu que predomina en el Real Oviedo.
Cazorla también evocó los momentos previos al decisivo encuentro, recordando la energía palpable que se sentía en cada saludo de la afición. "Nos decíamos: hoy no podemos fallar a esta gente", relató, compartiendo la conexión emocional que tienen con sus seguidores.
En un mensaje esperanzador para la próxima temporada, el capitán anticipó la presencia de estrellas en el Tartiere. “El año que viene disfrutaremos viendo a grandes jugadores como Lamine Yamal o Mbappé”, cerró, dejando un eco de entusiasmo en el aire.
Además, Veljko Paunovic, el entrenador que vivió el descenso en 2001, también se dirigió a la afición. Emocionado, expresó que su llegada al club había sido un viaje familiar y celebró los principios que han guiado al equipo hacia este logro.
Paunovic, en su intervención, miró hacia atrás y mencionó la importancia de los valores familiares que han cimentado su éxito. "Todo lo que hemos alcanzado es gracias a los lazos que tenemos", sostuvo, agradeciendo al club por brindarle la oportunidad de "reparar" y transformar el dolor del pasado en alegría presente.
Para concluir, el presidente del Real Oviedo, Martín Peláez, se dirigió a la multitud con un mensaje de esperanza y gratitud. "Soñé con este día, pero nunca pensé que fuera tan hermoso", manifestó, resaltando la importancia de los seguidores que han estado al lado del club en los altibajos.
Peláez, además, hizo hincapié en el sentido de comunidad que define al equipo. "No solo somos compañeros, somos una verdadera familia", reiteró, elogiando el compromiso y el sacrificio que todos han hecho para lograr este objetivo.
El Real Oviedo ha tenido un recorrido complicado desde su descenso en 2001, enfrentándose a pérdidas y luchando en categorías inferiores. Sin embargo, la pasión de sus aficionados y la perseverancia del club llevaron a que en 2015 lograra un retorno significativo a la Segunda División, consolidándose desde entonces.
Para culminar su camino hacia la cima, el Real Oviedo tuvo que enfrentarse a un CD Mirandés que les había ganado en el partido de ida. Sin embargo, en casa, el equipo hizo valer su localía y logró un inolvidable 3-1 que les permitió asegurar su ascenso, sellando un capítulo más en la rica historia del club.
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