El 7 de enero en Madrid, se ha confirmado que Raül Blanco, quien ha ocupado la presidencia de Renfe, dejará su puesto en la compañía pública debido a "motivos personales", con efecto a partir del próximo martes, 14 de enero, según han indicado fuentes del operador a Europa Press.

La decisión de Blanco de renunciar se ha tomado "de mutuo acuerdo con el Ministerio de Transportes", y se enfoca en su deseo de explorar nuevas metas profesionales en el sector privado, lo que refleja un cambio de dirección en su trayectoria laboral.

A lo largo de los dos años que ha estado al frente de la compañía, desde su entrada en febrero de 2023, Renfe ha visto una notable transformación en sus finanzas. Las pérdidas, que en 2023 ascendieron a 123,4 millones de euros, han sido reducidas drásticamente a 20 millones en 2024, marcando una disminución del 83%. Además, el resultado bruto de explotación (Ebitda) ha experimentado un incremento del 28% en comparación con el año anterior, lo que demuestra un avance significativo en la gestión de la empresa.

En el último año, también se ha llevado a cabo una profunda modernización de Renfe, marcada por la reestructuración de su equipo directivo y la incorporación de profesionales independientes y con una representación de género equilibrada en los consejos de administración. Este proceso ha ido acompañado de mejoras en las normas de transparencia y 'compliance' dentro de la empresa, reflejando un compromiso hacia una gestión más responsable y eficiente.

Con estos cambios, Renfe concluye esta etapa con optimismo, mirando hacia el futuro con la esperanza de reportar resultados positivos a partir de 2025. La empresa se presenta lista para convertirse en una de las grandes protagonistas del sector de movilidad a nivel global en los años venideros, impulsando así una nueva era en el transporte ferroviario en España.