OVIEDO, 10 de octubre.
En las primeras horas del pasado jueves, la Guardia Civil y la Policía Nacional de Asturias llevaron a cabo un importante operativo que resultó en la detención de cinco individuos y la realización de dos registros domiciliarios, todos ellos con la debida autorización judicial. Este operativo marca el cierre de la operación Octanos-Nemea, a través de la cual se ha logrado desmantelar un grupo criminal que se dedicaba a diversos delitos contra la propiedad y el orden socioeconómico.
Los detenidos enfrentan un total de 55 cargos por delitos patrimoniales, entre los que se incluyen 20 robos con fuerza en establecimientos de hostelería, 7 robos con violencia en estaciones de servicio y 28 robos de vehículos. Además, cada uno de los arrestados también es acusado de formar parte de un grupo criminal, así como de cometer delitos relacionados con la seguridad vial y de usurpar el estado civil.
La Guardia Civil resalta que la investigación fue compleja y prolongada, haciendo uso de múltiples técnicas, como el análisis de grabaciones de cámaras de vigilancia, la recolección de material biológico, el estudio de la vestimenta utilizada durante los delitos, y la identificación de huellas dactilares. Estos esfuerzos fueron cruciales para poder identificar a los miembros del grupo delictivo.
Los arrestados, que tienen entre 19 y 34 años, son residentes de varias localidades, incluida Siero, Llanera, Oviedo y Pola de Lena. Serán llevados ante el Juzgado de Instrucción nº 2. Sin embargo, las autoridades advierten que la investigación continúa y no se descartan más detenciones en el futuro cercano.
De acuerdo con la información proporcionada por la Guardia Civil, este grupo había intensificado su actividad delictiva entre abril y julio de este año, llevando a cabo robos continuos en bares y gasolineras de la región central de Asturias, lo que generó una grave alarma social en comunidades como Llanera, Gijón, Siero y Avilés. Como respuesta, se implementó un dispositivo de seguridad especial para restaurar la tranquilidad en la zona, junto con una investigación colaborativa entre Policía Nacional y Guardia Civil, dado que los delitos se estaban consumando en áreas de responsabilidad de ambos cuerpos de seguridad.
Uno de los robos más impactantes ocurrió el 22 de mayo, cuando un empleado de una gasolinera en Mieres fue asaltado violentamente, resultando en la sustracción de 140.000 euros. Este caso, junto con otros, reveló que los delitos tenían un patrón claro, ya que ocurrían dentro de un marco temporal similar y seguían un modus operandi bien definido, afectando a diferentes jurisdicciones judiciales de la comunidad.
Según las fuentes consultadas, la estrategia del grupo delictivo incluía la búsqueda de vehículos de las marcas VAG (SEAT, Audi y Volkswagen) justo antes de perpetrar los robos. Para hacerlo, los delincuentes violentaban los coches y, utilizando dispositivos electrónicos, lograban desactivar los sistemas de inmovilización para ponerlos en marcha y dirigirse al destino delictivo.
Al ejecutar los robos en los establecimientos, el grupo empleaba variados métodos, que incluían lanzar rejillas metálicas contra los cristales o romperlos con mazas. El método "alunizaje", utilizando el vehículo robado, también formaba parte de su repertorio. Un claro patrón emergió: todos los robos se llevaban a cabo en horas de la madrugada, a menudo culminando en múltiples delitos en una sola noche en áreas cercanas.
Las localidades objetivo eran sumamente estratégicas, ya que el grupo se movía en concejos como Llanera, Gijón, y Oviedo, que cuentan con buenas vías de acceso que facilitaban su rápida huida. Así, operaban principalmente cuatro integrantes: un conductor que vigilaba desde el vehículo, un especialista en forzar accesos y dos más que entraban rápidamente para llevar a cabo el robo. Sus acciones se realizaban con una sorprendente eficacia, dentro de un tiempo estimado de entre 8 y 10 minutos.
El foco del grupo eran los ingresos de establecimientos, ofreciendo poco reparo en llevarse máquinas recreativas o cajas registradoras en caso de no conseguir acceso directo al dinero. El uso de capuchas y guantes complicaba la identificación por parte de las autoridades, e incluso antes de robar los coches, ya ocultaban su identidad.
La Guardia Civil también informa que estos individuos no dudaban en usar la violencia para intimidar a los empleados de estaciones de servicio, impidiendo que activaran alarmas. Al hacerlo, en ocasiones llegaban a agredir a las víctimas para obtener información sobre la localización del dinero en efectivo.
La metodología delictiva revela un grupo criminal con experiencia, que implementaba medidas de seguridad para evitar ser detectado. Mostraban una planificación detallada en la ejecución de sus operaciones, además de un conocimiento preciso de los tiempos de respuesta de las fuerzas policiales ante las alarmas.
Los recientes crímenes esclarecidos han dejado un profundo impacto en la comunidad, con consecuencias para los empleados de estaciones de servicio que sufrieron violencia, dueños de establecimientos que enfrentaron daños materiales y ciudadanos que descubrieron que sus vehículos habían sido robados. Al final, esta espiral de delitos no solo afectó a las víctimas directas, sino que también generó un clima de inseguridad que perjudica a toda la sociedad.
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